Autor: P. Ignacio Montojo Magro, EP (extractos)

La ceniza como símbolo de penitencia

La ceniza como símbolo de penitencia

Un rito único y emocionante

La Cuaresma, “tiempo favorable” que nos prepara la sagrada liturgia para la conversión (cf. 2 Co 6, 2), empieza el Miércoles de Ceniza, el cual este año se celebra el 5 de marzo.

Durante esta ceremonia los fieles participan en un rito único y emocionante. El sacerdote bendice la ceniza y cada uno de los presentes se acerca para recibirla en forma de cruz en la cabeza, permaneciendo el resto del día con la marca de Cristo trazada sobre su frente. ¿Cuál es el origen y sentido de esta ceremonia? Lo veremos a continuación.

El cardenal Odilo Pedro Scherer bendice las cenizas en la catedral de São Paulo, Brasil, el 22/2/2012

El cardenal Odilo Pedro Scherer bendice las cenizas
en la catedral de São Paulo, Brasil, el 22/2/2012

Según una costumbre iniciada en el siglo XII,1 la ceniza impuesta a los fieles en ese día es obtenida por la combustión de los ramos de olivo bendecidos en el Domingo de Ramos del año precedente. Esto resalta aún más la futilidad de las glorias de este mundo, volátiles como la ceniza que el viento lleva y efímeras como las alabanzas dadas al Salvador al entrar en Jerusalén, que después se transformaron en gritos de condenación.

 

 La imposición de las cenizas

 Cuando nos acercamos al sacerdote para recibir la ceniza, éste traza sobre nuestra frente de forma visible el signo de la Redención, pues no debemos ocultar ante el mundo nuestra fe cristiana, ni debemos sentir vergüenza de reconocer nuestra necesidad de conversión. Y, mientras el ministro de Dios la impone, dice una de estas dos frases bíblicas: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás” (cf. Gn 3, 19), o bien, “Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15).

Cuando nos acercamos al sacerdote para recibir la ceniza, éste traza sobre nuestra frente de forma visible el signo de la Redención. Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP, impone las cenizas en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, en Caieiras, Brasil, el 22/2/2012

Cuando nos acercamos al sacerdote para recibir la ceniza, éste traza sobre nuestra frente de forma visible el signo de la Redención.
Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP, impone las cenizas en la basílica de Nuestra Señora del Rosario, en Caieiras, Brasil, el 22/2/2012

Un sacramental que nos proporciona gracias de penitencia y conversión

Con la ceniza, símbolo de la muerte, a lo largo del camino cuaresmal, moriremos al pecado con Cristo y, limpios de nuestras faltas, resucitaremos con Él, fortalecidos para la vida nueva de la gracia, tan bien simbolizada por las aguas regeneradoras con las que seremos rociados en la Vigilia Pascual.

 

1 Cf. ABAD IBÁÑEZ, José Antonio. La celebración del misterio cristiano. 2.ª ed. Pamplona: EUNSA, 2000, p. 543; ABAD IBÁÑEZ, José Antonio, GARRIDO BOÑANO, OSB, Manuel. Iniciación a la liturgia de la Iglesia. 2.ª ed. Palabra: Madrid, 1997, p. 453;

© 2008 2008 Associação Arautos do Evangelho do Brasil.

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