Oh María, Mi Madre y Reina de los Ángeles,
ordena al santo ángel de mi guardia que actúe
continuamente en lo íntimo de mi alma.
Haced que incluso en medio de las solicitudes
mundanas que nos arrastran para pensamientos
e intereses que no son los vuestros, siempre tenga
 en mente vuestros intereses y vuestros pensamientos.
De esta manera, dejaré de sufrir las influencias
de la Revolución y comenzaré a influenciar,
con vuestra presencia, en el mundo que me rodea.
Seré así una especie de portaestandarte que proclame
 vuestro Reino y lo anticipe en la Tierra.
 Seré yo mismo como un ángel victorioso
que abre el camino hacia el momento bendito,
profetizado por Ti en Fátima:
“¡Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará!”
Para esto, concédeme firmeza de propósito,
 fidelidad inquebrantable y un entusiasmo que ningún
 menosprecio, ninguna persecución, ningún riesgo
puede derribar. Amén
(Oración compuesta por el Dr. Plinio el 15/11/1976)
*Entiéndase “Revolución” como el proceso de decadencia que describe el Dr. Plinio en su libro “Revolución y Contrarevolución”.